Experiencia y pobreza
Hace mucho tiempo atrás empezó una historia; sin embargo, la historia (lejos de ser un acontecimiento pasado) continúa. Hoy les vamos a contar una parte. El cuerpo crece hasta que llega al punto de estallar. Esta ciudad es como un laberinto y no alcanzan los dedos de la mano para contar todo lo que pasa. Si una está borracha... todo pasa, como decíamos Las Benjamin el otro día: ¿quién no ha bagarteado alguna vez?. La verdad, ni idea... creo que no importa. Importa hoy, este momento en que podemos decir. Hoy vamos a contar la historia. La noche en que te descubriste garchando con tu mejor amigo y fue como hacerlo con tu hermano. Queremos hablar de la cotidianeidad, una experiencia llena de pobrezas. No importa quién vivió qué cosa, eso es algo que sólo lo vamos a saber nosotras... porque las experiencias se comparten. No queremos jipismos, no queremos rollitos enrollados. Hoy podemos decir: ¡NO QUIERO!.
Hoy Las Benjamin queremos decirles que termine, que sangre, que explote la fantasía como esa noche cuando el camino era Uruguay, cuando la vereda de Niceto era una selva... entonces entendimos todo: lo que la noche da, da. Hay que saber aprovecharla.
Lo que la noche dio
Un amante es un amante.
Un amante es un amante, nunca te olvides de eso. Así que no le estés pidiendo al amante que se quede a dormir, él necesita ese radiotaxi porque mañana sino “es un kilombo” levantarse en una cama que no es… , para qué, si son las dos de la mañana y ahí está el amante atándose las ponys, ubicando sus medias, y diciéndote que no te quedes mal, que todo bien, que gracias por llamar. Un amante es un amante y no va a suplir “esa” necesidad de abrazo, de noche entera. Porque para pasar una noche entera es necesario algo más que chateadas momentáneas, que mensajes sorpresivos, que jueves que terminan como no hubieras imaginado. Y ahí está el radiotaxi del amante, cuánta seguridad, no da tomarse un bondi, no da porque es de noche y la inseguridad está aniquilando profesionales, viste lo que pasó con el ingeniero… Y bueno sí, fue lindo, que lo pasaras a buscar con la bici en la puerta de la facultad, había ahí mucha gente haciendo una sentada por los maestros tomando cerveza, pero ellos no eran como nosotros, nosotros ya no tomamos birra en la calle, nosotros nos sentamos en un bar, adentro, porque en la vereda para qué, si pasan los autos y te tiran todo el humo del escape, para qué si la noche la disfrutamos igual desde la ventana. Y el menú bueno, nos jugamos a lo seguro, una pizza y una Stella, que es mejor que la Quilmes que es pura agua y bueno, charlamos de trivialidades, de los exámenes y la televisión. El amante sabe de televisión porque a la noche no se puede dormir y mira hasta que le entra el sueño. Un amante es un amante que se puede divertir con vos, que sos una copada y tenés la risa a flor de piel, que estás hermosa con ese vestido y la bici que te da un aire adolescente, pero sólo un aire, nada más, que le hace bien al amante, porque lo saca de la rutina, aunque la rutina a él le gusta porque se siente seguro ahí, para qué andar experimentando, que esa época ya pasó. El amante paga porque es un caballero y le regalás el momento más barrial del año cuando te acompaña con la bici hasta tu casa y eso lo calienta un poco, en la puerta te da unos besos medio comprometidos y eso le va a parecer re loco, re distinto, porque hace mucho que no hace eso, desde punta del este 98 que no se sube a una bici. Juega con las lomas de burro, el amante, se sube torpe a la vereda. Vos con la campera de él en la mano te sonreís por dentro y pensás “que está disfrutando” ya una vez en tu cuarto todo es como sabías que iba a ser, el amante tiene imaginación y esta vez está inspirado y capaz que hasta te la chupa un rato. Qué lindo. No fumás porque al amante no le gusta el humo, sos la reina de las concesiones, qué bien, por lo menos es una noche sin fumar y eso está bueno, lo hacés por él y te sentís que estás haciendo algo por alguien. EL amante remolonea, despeinado, por ahí te abraza y te dice algo dulce, edulcorado, “me gustó” o algo por el estilo, que para decir algo más que eso hace falta un poco más de conexión y no es que no la tuvieran, no, es que bueno, no se dio, que tal vez más adelante. Timbre. En bombacha hasta la puerta despedís al amante con un beso frío, y volvés a tu cuarto y te fijás, nada interesante en el msn, ya leíste a la tarde todos los blogs que te gustaban y los diarios sólo tiran noticias de Bianchi o Maradona. Al amante le gusta Bianchi. Te acordás de los momentos en que no había tanta historia y las dos de la mañana era un horario prudencial para quedare remoloneando y dormir juntos. Te acordás de cuando no necesitabas forzar la sorpresa porque venía sola y era lindo así, tan natural. Te acordás de que hubo alguno que te dijo lo linda que estabas y sentiste la sensación de ser única para alguien por un rato. Te acordás de las batallas con almohadones, de los porros para compartir, de los ceniceros que te van a despertar a la mañana, de estar en pedo tranquila porque a nadie le importaba quedar en ridiculo, porque era tu cuarto y tu cuarto era un lugar seguro. Prendés el segundo cigarrillo cuando el amante ya está por Juan B. Justo y pensás cuánto tiempo hará que la vida los convirtió en adultos. A los dos.
sugieren Las Benjamin 12 están al palo
Instantáneas de la recuperación de la inocencia.
Poemas
Cenital:
Mirado desde arriba,
el suelo se comparte igual
que la esquina
de una pared húmeda.
Un poeta grita con su cuerpo
verdades discutibles,
y los vasos de todas las manos
se vuelcan a la vez.
Los que estaban notaron
la delicada conmoción
de los cristales,
la llamada interviniendo
la luz azul del piano,
los ojos fijos en un punto.
Los que estaban notaron
todo menos el momento
justo del contacto.
Secuencia:
Si la calle está helada y la seguimos
vamos a tener que patinar
juntos hasta alcanzar el refugio
de palitos y de hojas.
Al chico que lleva mi mochila
no lo conozco,
pero su gesto me dice que soy buena.
Y yo le creo.
Pienso en hacer el esfuerzo
de llevarlo en brazos.
Si llegás hasta la esquina estás conmigo.
Infrarrojo:
Que sea lento obliga
a reconocer una uva
en cada anécdota.
Decidimos cambiar la borrachera
por chicles de otra década.
En el 96, hubiéramos escapado
del partido de Argentina
por el fabuloso mundo
de los pasillos desiertos.
Ahora tenemos la mejor idea
de ser otros,
para escapar del ruido.
Mi saquito azul
planea hasta el parquet;
y es un charco idéntico al
que tenemos en mente.
Estamos cruzados por el Medio.
Yo soy un gesto,
un vuelo detenido
en el aire.
Pura pulsión paralizada.
Luz natural:
Si amanece antes que nosotros
vamos a tener tiempo para
recordar a los caídos:
un bracito de barbie que le ganó
a las mudanzas, playmobiles
heridos en puestos de feria.
Vamos a observar
la manteca y el milagro
de la conexión:
la sensación nueva es desayunar
a upa de tus ojos.
Cuando cuente tres no te vas a acordar nada
Teleobjetivo:
La despedida frente a Kodak
es una foto robada,
un investigador que a la mañana
se empeña en descubrir
quiénes éramos.
El colectivo nos regresa
al punto de las
ecuaciones matemáticas:
Ya nos da paranoia, ya maduramos
los errores, ya no dormimos dos noches
en otra cama que no sea
nuestra cama.
Lunes
Me gustaría poder contarles
como al rozar apenas su camisa
pude adivinar su brazo,
su abrazo,
y sentir al instante
mi entrepierna prendida fuego,
que ardía,
que hervía;
mientras las burbujas estallaban
en mil sonrisas lascivas,
jugaba con mi pelo
y volvía lentamente a sentarme en mi escritorio.
¿Cuántos revivals puede tener una historia?
La primera clave es que no sea sino
divino, con postgrado en Columbia
a las poetas les gusta que les terminen en
la espalda porque no las asusta
acabar comprometidas aunque dependa
siempre hay que pedirle, como en la visa:
si tiene experiencia con armas especifique
cuáles, bacteriología nuclear...
hay que recordar que una escena homo-erótica,
es como estar haciendo algo, y eso
es siempre una buena actitud
hay que decirle: te llevo a iniciarte y te contrato
bagarteo, luego elijo.
soy muy bondadosa a la hora del amor, trabajo
aunque cueste; sin embargo
yo no trabajo para nadie.
como en duro de matar,
y sus secuelas,
la primera es la película que promete,
la segunda no es tan buena pero se reserva
para la tercera, la tercera es un
fracaso, nadie produciría la cuarta...
yo voy por la quinta sabiendo
que como en esa canción de los Beatles, all I need
is love, y ustedes también, aunque el amor,
el amor sea fascista
(y el sexo, el sexo mil veces peor)
no tengo frase de cabecera sexual, pero me gusta
igual, al final me pregunto,
¿de qué tamaño es el amor?
en mi cabeza escucho:
yo estoy caliente mal con un
chico que ahora está en quinto año, me pongo
boba cuando lo veo, este año se llevó un trimestre
de física y pensé: nena, qué obvia que sos...
sepamos esconder la cerveza y devorar, un cadáver
exquisito, las noches en que las benjamin se juntan
tiemblan, todos los bares, todos los barrios y
de lo único que se habla es de la inflación...
de nuestra pobreza.
una frase inolvidable:
histeriquear puede hacerte descubrir que
4 sobre 7 es un buen número pero nunca
hay que olvidarse de cantar bingo, porque si no,
si no, no vale.
No quiero ser tu amiga
No me interesa. Pero vos no lo entendés.
Y me decís de ir a tomar un café, donde me contás de tu novia, de las posiciones raras que probás con ella, de los orgasmos múltiples que tenés con ella, mientras yo pienso que lo único que estás tratando de hacer es echarme en cara “Nosotros nunca probamos así”.
¿Y sabés que pasa, amor? No da que me cuentes esas cosas.
Date cuenta, honey: la postmodernidad tiene sus límites.
Es como acabar de coger con tu novia y contarle que en tu fantasía estabas pensando en Natalie Portman.
Toda apertura crea su propia línea divisoria, y hay sutilezas que uno tiene que aprender, hay ciertos límites que no se cruzan.
Lo entendiste, darling?
domingo, 25 de julio de 2010
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