sábado, 8 de enero de 2011

Un poema de E. Dickinson traducido por Silvina Ocampo

Excavar un corazón


*

Renunciación — es una penetrante virtud —
es dejar que se vaya
la presencia — por una expectativa —
no ahora —
retirar los ojos —
el amanecer —
no sea que el día —
el gran progenitor —
sobreviva
renunciación — es elegir
en contra de uno mismo —
para justificarse
a sí mismo —
cuanto más grande es el acto —
hace que aparezca —
más pequeña — la oculta visión — Aquí —


---


Cualquiera que desencante
a un solo ser humano
por traición o por irreverencia
es culpable de todo.

Inocente como un pájaro
gráfico como una estrella
hasta una sugestión siniestra
que las cosas no son lo que son —


---

No era la Muerte, pues yo estaba de pie
y todos los muertos están acostados;
No era de noche, pues todas las campanas
agitaban sus badajos a mediodía.

No había helada, pues en mi piel
sentí sirocos reptar,
ni había fuego, pues mis pies de mármol
podían helar un santuario.

Y, sin embargo, se parecían a todas
las figuras que yo había visto
ordenadas para un entierro
que rememoraba como el mío.

Como si mi vida fuera recortada
y calzada en un marco,
y no pudiera respirar sin una llave
Y era como si fuera medianoche

cuando todo lo que late se detiene
y el espacio mira a su alrededor
La espeluznante helada, primer otoño que llora,
repele la apaleada tierra.

Pero todo como el caos,
interminable, insolente,
sin esperanza, sin mástil
ni siquiera un informe de la tierra
para justificar la desesperación.





Emily Dickinson
Traducción, Silvina Ocampo

60 poemas. Mondadori, pg. 59.

No hay comentarios:

Publicar un comentario