NO OLVIDAR
Éramos dos almas que el tiempo floreció
–poesía multicolor de la vida-
prematuramente moldeándolas de dicha.
¿La luz que un día iluminó tu rostro
en austera y eficaz belleza, dónde se halla
ahora, dónde entre la oscuridad del misterio
se trasladó? Todo son sombras en la ciudad
vacilante, en el campo que se espiga y arruina
infecundo. Permanece el oculto al eco de todo
lo sentido, y aunque los cuchillos aún hieran
en noche fría, permanecemos aferrados
fieles a la herida. No se interponen, no logran
el desasimiento completo. Tú allá –inmutable
ideal de fascinante atracción-
donde se conjuran las estrellas; yo aquí
en admiración permanente.
Reconocidos estamos en barahúnda moral,
en tortura de la memoria avocados el uno al otro
–ámbito protector-, a través de lazos inexplicables
de torpezas, que parecen inmovilizarnos.
Experimentar entre muerte y muerte en desliz
lento hacia el encuentro; sentir la mortaja
de lo imperecedero ajustándose a los cuerpos
como el conducto une al astronauta con la nave nodriza;
volver a la suavidad máxima del sentimiento,
a las luces de blancas alboradas y dulces lunas,
sin perdernos, sin relegarnos, sin olvidos…
Teo Revilla Bravo.
NIEBLAS.
A qué responde -asustada intranquilidad,
desorden repentino o declive de sentimientos-
este caos de melancolía y desalientos que me alteran.
Fiel al llanto, los recuerdos te nublan
como se va nublando el mismo atardecer.
Quizás al amor o la llamada a la identidad
de dos que lanza obstinadamente una inquietud,
un aleteo indeciso de palomas, una insatisfacción
de intriga, un desafío musical, la flauta contra la lira,
un bloqueo en el alma que no asegura paz,
una expectativa sin nombre al vuelco de corazón
dolorido, o a la siembra interminable de dos cuerpos
en la desesperanza extraña de la esencia.
Íntimo desasimiento, niebla que en el boscaje
oscuro se abre paso lentamente…
Entiendo que el dilema es bien otro, que está definido
en los sentimientos -alejamiento, cercanía-,
en la firme sospecha de que el inconveniente de todo
es no poder habitar debidamente el paisaje
deslumbrante y atrayente de tu asombrosa desnudez…
Teo Revilla Bravo.
sábado, 30 de julio de 2011
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