viernes, 17 de diciembre de 2010

Pablo de Tarso

Aunque yo hablara todas las lenguas de
los hombres y de los ángeles, sino tengo
amor, soy como una campana que resuena
o un platillo que retiñe.

Aunque tuviera el don de la profecía
y conociera todos los misterios y toda
la ciencia, aunque tuviera
toda la fe, una fe capaz de trasladar
montañas, si no tengo amor, no soy nada.

Aunque repartiera todos mis bienes para
alimentar a los pobres y entregara mi
cuerpo a las llamas, si no tengo amor,
no me sirve para nada.

El amor es paciente, es servicial, el
amor no es envidioso, no hace alarde,
no se envanece, no procede con bajeza
no busca su propio interés, no se irrita,
no tiene en cuenta el mal recibido,
no se alegra de la injusticia, si no que
se regocija con la verdad.

El amor todo lo disculpa, todo lo cree,
todo lo espera, todo lo soporta.
el amor no pasará jamás.

Pablo de Tarso

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