martes, 2 de noviembre de 2010

Cristina Pérez

El Mensaje de la Presidenta
Columnas de la semana
Escrito por Cristina Pérez
Martes 02 de Noviembre de 2010 09:56

La palabra más mencionada en el discurso de la Presidenta es “él”. Así se refirió a Néstor Kirchner en catorce oportunidades. También lo llamó “compañero” en otras dos ocasiones. La segunda palabra más mencionada es “todos”. Si se incluye una versión en femenino (“todas”), suma nueve apariciones a lo largo del esperado mensaje. La tercera palabra más utilizada es “país”, pronunciada en siete oportunidades. En tanto, cuatro veces dijo “dolor” y tres veces dijo “argentinos” y “jóvenes”.

Sumados, los vocablos que hacen referencia al colectivo social (“todos”, “país” y “argentinos”), tienen diecinueve menciones. En tanto, el único lapsus que tuvo el discurso resultó de alguna manera inclusivo. La Presidenta no se refirió explícitamente a cuestiones políticas partidarias, ni a la oposición en particular, pero cuando agradeció las camisetas de Racing para el ex mandatario, agradeció también “las que eran de otros partidos” (sic) en vez de equipos.

Luego al hablarle a los argentinos, la Jefa de Estado usó tres veces la palabra “millones” poniendo énfasis en la idea de totalidad, y desde la primera persona del plural: “somos más de 40 millones”. Otra palabra que tiene tres menciones es “responsabilidad” y en todos los casos la mandataria la ligó al ejercicio de la función pública “que ejercí con mucho amor, con mucho corazón”. La palabra amor, que tiene dos menciones y tres si se considera el verbo “amar”, fue utilizada para hablar de las muestras de afecto para con su difunto marido, del ejercicio de la política y de los jóvenes (un país que los “ama”).

Los “jóvenes” –palabra repetida en tres ocasiones- fue el único sector a quien la mandataria dirigió un agradecimiento especial. Y también en relación a lo que ellos le transmitieron, tuvo espacio la referencia a los años de la dictadura que enlazó directamente con el comienzo de su historia de amor con Néstor Kirchner y las reivindicaciones de su gobierno. “En cada una de esas caras yo vi la cara de él cuando lo conocí” pero “tienen mucha más suerte que él cuando era joven porque están en un país (…) que no los condenó ni los persiguió”.

El inicio y el final del discurso comunican cuestiones de gestión. Al comienzo, refiere la hora y la agenda de trabajo (“en unos instantes voy a recibir cartas credenciales de nuevos embajadores”) y al final se puede interpretar que existe una ratificación del rumbo a seguir, cuando la Presidenta anticipa que hará honor a la memoria y al “gobierno” de su marido que “cambió y transformó el país”.

El mensaje no tiene palabras de connotación negativa ni tono confrontativo. Tampoco hay agravios ni acusaciones. Si bien hay una alusión correctiva a los medios cuando la Presidenta refiere que “no es mi momento más difícil” como leyó y escuchó sino “mi momento más doloroso”, tampoco se registra encono con la prensa. El tono unificador es lo que prepondera. El primer mensaje de Cristina Fernández de Kirchner luego de la muerte de su esposo sólo puede desagradarle a quien favorezca las divisiones.

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