sábado, 30 de julio de 2011

Teo Revilla Bravo

NO OLVIDAR

Éramos dos almas que el tiempo floreció

–poesía multicolor de la vida-

prematuramente moldeándolas de dicha.

¿La luz que un día iluminó tu rostro

en austera y eficaz belleza, dónde se halla

ahora, dónde entre la oscuridad del misterio

se trasladó? Todo son sombras en la ciudad

vacilante, en el campo que se espiga y arruina

infecundo. Permanece el oculto al eco de todo

lo sentido, y aunque los cuchillos aún hieran

en noche fría, permanecemos aferrados

fieles a la herida. No se interponen, no logran

el desasimiento completo. Tú allá –inmutable

ideal de fascinante atracción-

donde se conjuran las estrellas; yo aquí

en admiración permanente.

Reconocidos estamos en barahúnda moral,

en tortura de la memoria avocados el uno al otro

–ámbito protector-, a través de lazos inexplicables

de torpezas, que parecen inmovilizarnos.

Experimentar entre muerte y muerte en desliz

lento hacia el encuentro; sentir la mortaja

de lo imperecedero ajustándose a los cuerpos

como el conducto une al astronauta con la nave nodriza;

volver a la suavidad máxima del sentimiento,

a las luces de blancas alboradas y dulces lunas,

sin perdernos, sin relegarnos, sin olvidos…



Teo Revilla Bravo.









NIEBLAS.


A qué responde -asustada intranquilidad,

desorden repentino o declive de sentimientos-

este caos de melancolía y desalientos que me alteran.

Fiel al llanto, los recuerdos te nublan

como se va nublando el mismo atardecer.

Quizás al amor o la llamada a la identidad

de dos que lanza obstinadamente una inquietud,

un aleteo indeciso de palomas, una insatisfacción

de intriga, un desafío musical, la flauta contra la lira,

un bloqueo en el alma que no asegura paz,

una expectativa sin nombre al vuelco de corazón

dolorido, o a la siembra interminable de dos cuerpos

en la desesperanza extraña de la esencia.


Íntimo desasimiento, niebla que en el boscaje

oscuro se abre paso lentamente…


Entiendo que el dilema es bien otro, que está definido

en los sentimientos -alejamiento, cercanía-,

en la firme sospecha de que el inconveniente de todo

es no poder habitar debidamente el paisaje

deslumbrante y atrayente de tu asombrosa desnudez…


Teo Revilla Bravo.

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