El baile de la victoria - película

Espectáculos
"EL BAILE DE LA VICTORIA" CONTIENE UNA CORRECTA ACTUACION DE RICARDO DARIN
Chile tras la dictadura
09.09.2010 | Hay una mezcla de géneros que conjuga comedia dramática, crítica política y realismo mágico sin ninguna cohesión. Buena música demasiado enfatizada en algunos pasajes, completa una fallida reaparición de Fernando Trueba.
Ficha técnica:
"El baile de la Victoria". España, 2009. Dirección: Fernando Trueba. Guión: Fernando y Jonás Trueba y Antonio Skármeta, sobre la novela homónima del último. Fotografía: Julián Ledesma. Actores: Ricardo Darín, Abel Ayala, Miranda Bodenhöfer, Ariadna Gil y Marcia Haydée. Presenta: DG Medios. Duración: 126 minutos. Calificación: Para mayores de 13 años.

La película está basada en el premiado libro de Antonio Skarmeta ("Ardiente paciencia", "El cartero"). Con la amnistía declarada en el comienzo del período post pinochetista, los dos protagonistas del filme quedan libres.

Uno es el ya maduro Vergara Grey, ladrón "de guante blanco", especialista en apertura de cajas fuertes, que sueña con retirarse de esa vida y el otro, un ratero muy joven, ansioso por protagonizar "el gran golpe". Al entrar a la cárcel, Vergara Grey tenía una bella mujer y un hijo pequeño, ahora ella está con un millonario y su hijo hasta pedirá el cambio de apellido. Cinco años en la cárcel frustraron la relación entre ambos y va a ser muy difícil rearmarla.

En cuanto a Angel Santiago, ratero simpático y mentiroso, ahora tiene tiempo para elegir una nueva amiga, muda, bailarina e hija de desaparecidos y tratar de que el ladrón veterano lo acompañe en un Gran Robo que planea en la prisión, un popular enano.

MEZCLA DE GENEROS

Aunque parezca mentira, la película está dirigida por Fernando Trueba, el importante realizador de "El sueño del mono loco" y "Belle Epoque", entre otras producciones. Pero nada revela que la película esté en sus manos. El guión hace aguas y los diálogos resultan simplones y demasiado explicativos. Si la historia es de por sí inverosímil, se ve que la puesta en escena la torna menos creíble y convencional. No es que las situaciones no puedan ser reales, sino la forma en que están tratadas resultan un tanto imposibles.

Hay una mezcla de géneros que conjuga comedia dramática, crítica política y realismo mágico sin ninguna cohesión. Ciertas escenas, imprevistamente, se ven interrumpidas por el joven Angel Santiago cabalgando en un brioso caballo que solía cuidar en la infancia o por la súbita presencia del mar disfrutado por la bailarina, o el joven ratero.

Momentos de malgusto como la del cine y humoradas poco atractivas, por ejemplo, la interpretación de un tango de Gardel por Ricardo Darín se complementan con esa suerte de tesoro escondido de plata mal habida del régimen anterior, que a la manera del "Tesoro de los Nazis" en nuestras costas, se transforma en una motivación final para perdedores en crisis.

Una grata sorpresa, la presencia de la gran bailarina y coreógrafa Marcia Haydée, que integrara el célebre ballet del Marqués de Cuevas. Buena música demasiado enfatizada en algunos pasajes, completa una fallida reaparición de Fernando Trueba.

I.C.